Los primeros síntomas


 

Aunque el inicio es variable de unos pacientes a otros, es frecuente que la enfermedad comience con síntomas inespecíficos, esto es: cansancio, falta de apetito, debilidad generalizada y dolores musculares u óseos, que pueden persistir durante varias semanas o meses. Seguidamente aparecen los síntomas propios de la afectación articular (por la inflamación). Esta afectación es poli articular, es decir, de varias articulaciones (generalmente más de cinco), y simétrica, lo que quiere decir que afecta más o menos de igual forma al lado derecho que al izquierdo del cuerpo. También es posible que el comienzo de la enfermedad sea más rápido y que la afectación sea asimétrica.

El dolor se suele acompañar, en los brotes agudos de inflamación, de hinchazón, sensibilidad, calor y enrojecimiento de las articulaciones. Es frecuente, además, la rigidez generalizada, que es mayor tras el reposo, de forma que la rigidez matutina, tras levantarse de la cama, típicamente es superior a una hora de duración, y generalmente es mayor cuanto más activa es la enfermedad.